Nuestras bases
Dios ha escogido a la humanidad como Sus embajadores representantes para reflejar Su gloria, bondad y amor en el mundo. De acuerdo al llamado y el mandato de Dios, las siguientes cinco premisas son nuestra base. Estas, junto con la oración, deben moldearnos y guiarnos a cada uno cuando servimos, así como también cuando motivamos y preparamos a otros seguidores de Jesús para la misión de Dios.

Nuestra identidad
Dios tiene una misión. No le dio una misión a Su creación, sino que la creó para Su misión. Su propósito para la creación fue crear un pueblo que tuviera el asombroso privilegio de tener Su identidad y que, como Sus hijos, viviera para llevar a cabo Su propósito. Creemos que cada persona fue creada para este propósito. No hay otra razón para nuestra existencia que la de "ser conocidos por Dios" y la de "darlo a conocer". Nadie está excluido ni exento. No es algo a lo que "estamos llamados"; fuimos hechos para esto. Cuando empezamos nuestra vida de fe en Jesús, la identidad con la que fuimos creados se renueva y nuestra misión para con Dios se activa.
Por consiguiente, todas las estrategias, los modelos y los sistemas deben motivar, equipar y conectar al CUERPO DE CRISTO EN SU TOTALIDAD para que todos participen en el propósito de Dios y les ayuden a usar su tiempo, talento y tesoro con extrema generosidad.
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Nuestro rol
Dios moldeó de forma única a cada persona para que pueda hacer realidad su propósito de una manera poderosa. Él llama a este diseño una obra maestra; su mano de obra. Los dones espirituales, las pasiones, las habilidades, las personalidades y las experiencias que Él ha puesto en nosotros nos moldean de un modo único y maravilloso para vivir Su propósito en el mundo. La forma en que fuimos creados no está centrada en nosotros mismos, sino en Dios, y nos fue dada para Su gloria a fin de cumplir Su misión a través de nosotros. Como seguidores de Jesús, elegimos rendir nuestro deseo de utilizar lo que nos fue dado para alcanzar nuestros propios sueños y ambiciones, eligiendo en cambio vivirlo todo plenamente para Su gloria. Cuando lo hacemos, somos el reflejo más reluciente de Su gloria del universo.
Por lo tanto, todas las estrategias, los modelos y los sistemas deben impulsar la forma en que Dios creó a cada creyente.
El Compromiso de Lausana de 2011 hace referencia a esta idea en varios de sus pasajes. Citamos uno que se relaciona con la incorporación de las artes:
Poseemos el don de la creatividad porque somos portadores de la imagen de Dios. El arte en sus muchas formas es parte integral de lo que hacemos como seres humanos y puede reflejar la belleza y la verdad de Dios. Los artistas en su máxima expresión transmiten la verdad y, por lo tanto, las artes constituyen una manera relevante de comunicar la verdad del Evangelio. El teatro, la danza, la narración, la música y las imágenes pueden expresar tanto la realidad de nuestra desolación como la esperanza centrada en el evangelio de que todas las cosas serán hechas nuevas. En el mundo de la misión, las artes son un recurso que aún no ha sido explotado. Animamos decididamente a que los cristianos se involucren de forma más activa con las artes (The Cape Town Commitment: 2011 Lausanne Part II / 5).

Nuestro campo de acción
El mandato de Dios a su nueva creación, la cual fue creada "para ser conocida por Él y darlo a conocer " y diseñada de manera singular para hacerlo, fue: "Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella” (Gen. 1:28; NTV). Jesús lo reiteró cuando dijo: "Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones...". (Mateo 28:19; NVI). Como seguidores de Jesús, creados para el propósito de Dios, no necesitamos otro llamado, no nos hace falta otro mandato. Nuestra pasión más profunda debe ser Su gloria, a fin de que las naciones conozcan y sientan Su amor. Por eso entregamos nuestras vidas por completo y vamos, sin la necesidad de ningún otro llamado.
Por lo tanto, todas las estrategias, los modelos y los sistemas deben posibilitar y equipar a cada seguidor de Jesús para enfocar toda su vida (su talento, su tiempo y aquello que atesora) en torno al propósito de darlo a conocer a cada nación.
VÉASE TAMBIÉN: El Compromiso de Ciudad del Cabo: 2011 Lausana Parte I / 1 B

El cómo
Como seguidores de Jesús, debemos vivir y anunciar el Evangelio en el mundo. Son nuestras vidas transformadas las que dan testimonio del poder de Jesús. Esta identidad restaurada es la que permite que la forma única en que hemos sido diseñados resplandezca y dé esperanza a nuestra comunidad, para así guiar a otros hacia Jesús. Son nuestras palabras las que transmiten vida y que llevan a otros a Jesús. Dondequiera que viven los seguidores de Jesús, la comunidad debe ver, sentir y escuchar el poder del Evangelio.
Por lo tanto, todas las estrategias, los modelos y los sistemas deben propiciar que los seguidores de Jesús vivan y anuncien todo el Evangelio en cada comunidad y a través de ella.
VÉASE TAMBIÉN: El Compromiso de Ciudad del Cabo: 2011 Lausana Parte I / 10 B

El espacio
El Evangelio se refiere a la vida en su totalidad. Cada segmento de la sociedad y cada rincón de la comunidad debe tener el privilegio de ver y sentir el amor de Jesús. El Evangelio se observa, se siente y se oye de forma más convincente cuando se lo vive y comparte en el seno de una comunidad. Tanto en el lugar de trabajo como en la escuela, el campo de deportes, el hospital, el centro comunitario o dondequiera que las personas estén, procuraremos que todos los aspectos de nuestras vidas puedan ser vividos como una expresión del Evangelio. A tal fin, no vemos una división entre lo sagrado y lo secular en distintas modalidades de trabajo ni en distintos segmentos de la sociedad. Cada aspecto de la vida y de la sociedad es un espacio donde y desde el cual podemos vivir el Evangelio.
Por consiguiente, todas las estrategias, los modelos y los sistemas deben habilitar a todos los creyentes para participar en Su misión en cualquier lugar y con todas las personas.
VÉASE TAMBIÉN: El Compromiso de Ciudad del Cabo: 2011 Lausana Parte II / 3 B
Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse". Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.
Mateo 5:14-16 (NVI)